1875 - RECUERDOS DE SAN VICENTE DE LA BARQUERA

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El treinta de junio de 1875 se publica en "LA ILUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA" la siguiente carta, escrita por Pedro de Madrazo a Leopoldo Augusto de Cueto, con la cita y referencia de "Recuerdos de San Vicente de la Barquera", que dice así: 

 

“RECUERDOS DE SAN VICENTE DE LA BARQUERA”.

CARTA AL EXCMO. SR. D. LEOPOLDO AUGUSTO DE CUETO.

Madrid, 26 de Junio de 1875.

 Se acerca, querido amigo mío, la época de su viaje de usted á la deliciosa costa cantábrica, y con ella el aniversario de una entretenida excursión que, en excelente compañía, hicimos ambos el año pasado de 1874 á la histórica y decaída villa de San Vicente de la Barquera. ¿Recuerda usted aquel improvisado y agradable viajecito? 

Íbamos de Comillas á San Vicente metidos en un break once individuos de ambos sexos, un poco apretados al principio... y también al fin, porque siendo de buenas condiciones carruaje y camino, nos faltó el cernedero que, en algunos coches y en algunas malas carreteras que yo me sé, produce en los que viajan el efecto de irlos incrustando en sus respectivos asientos, como se encajan en un bote, á fuerza de golpecitos, objetos que fuera de él ocupan tres veces su volumen. Pero el dulce coloquio con nuestras hermosas compañeras de expedición, A.., D.., I.., M.., L.., M.., y S.., y con los dos joviales amigos Vizconde de M.. y D.A. de B.., nos hizo muy breve el trayecto. 

En vano he intentado, en agradecimiento á aquel buen rato, hacer con las siete iniciales de los bonitos nombres de aquellas damas (suprimiendo títulos jerárquicos) un expresivo anagrama para proporcionar á V. una inocente sorpresa: desafío á la linda y perspicaz L.., y á la reflexiva D.., Condesa de V.., á que me formen con esas siete letras, en que no hay más que dos vocales, un nombre que no suene á gringo.

 Usted que, á fuer de diplomático de los pocos, junta á sus timbres de estadista y literato eminente, tanto de aristócrata cuanto tiene de artista, no concebía cuando ideó aquella jira, que fuera posible llevar á ella á sus amigos sin agasajarlos con un agradable lunch, y sin invertir alguna de las horas que íbamos á pasar en el campo, en tributar los honores de la reproducción al lápiz ó á la acuarela á aquellos espléndidos horizontes.

 Los componentes del lunch llegaron al término del viaje sanos y salvos; no así los útiles del diplomático artista: porque recuerdo que al pasar el puente de la Rabia, una importuna ráfaga de viento, haciendo incursión en nuestro abierto carruaje, le arrebato á V. el sombrero de leve paja: usted se lanzó rápidamente á recobrarlo, y al levantarlo de polvo, donde él se estremecía próximo á remontar el vuelo, como pájaro escapado de la jaula que teme la mano de su dueño, su bolsillo de V. vertió al camino, sin V. advertirlo, lápices y pinceles, los cuales reemplazaron al panamá en la toma de posesión de la carretera.



  
Usted, de todos modos, cumplió su propósito con la afable tenacidad que distingue á los verdaderos hombres de Estado. Cómo se las compuso V., no lo tengo presente, pero ello es que se volvió V. á Comillas con dos formales dibujos de San Vicente de la Barquera, ejecutados sin duda con el lápiz que yo dejé ocioso en el poyo de piedra del pórtico de la ermita, cuando me puse á saborear, en unión con sus graciosas convidadas, el foie-gras, los sandwichs y el exquisito Burdeos que nos brindó allí el cuerno de Amaltea, disfrazado de cesto. Para colmo de galantería, sobre darme de merendar, me hizo V. dueño de sus dibujos, y yo, agradecido, le ofrecí buscar los correspondientes datos históricos con que ilustrarlos.

 ¡Triste desengaño! Nadie me da la menor noticia de la fundación del célebre santuario, ni de las tradiciones que á él sin duda van unidas. En balde registré las floridas páginas que consagra JUAN GARCÍA á las Costas y Montañas de la Cantabria; en balde consulté el Diccionario bibliográfico-histórico del erudito MUÑOZ ROMERO, donde tantos datos peregrinos se suelen encontrar acerca de las antiguas iglesias y santuarios de España; en balde recurrí á MIÑANO y á MADOZ, el último de los cuales sólo me cuenta que todos los años, el día 8 de Setiembre, se celebra en el santuario de Nuestra Señora de la Barquera una función de iglesia muy concurrida. Esto ya me lo sabía yo por desgracia mía, porque en los anales íntimos de mi memoria tengo tristemente estampada esa fecha, y he sido testigo presencial del torrente de votos y esperanzas, gozos y dolores, que todos los pueblos comarcanos, quiénes á pié, quiénes á caballo ó en tartanas, quiénes en carros de bueyes, llevan en ese día á la misteriosa ermita, rival victoriosa de los templos atestados de ex-votos que en su viaje describe Pausanias. Tesoro de gracias y consuelos para aquellos creyentes montañeses, y tesoro que á ellos se brinda saliéndoles, como si dijéramos, al camino, con el inefable símbolo de la Redención levantado á la vera del bosque por donde se va á la santa casa, no parece sino que por mantener oculto el origen de lo que en sí tiene ésta de frágil y humano, estimula más la fe del peregrino, que sólo busca en ella lo celestial y eterno.



 
Sea cual fuere la historia, auténtica ó legendaria, de la referida ermita, y dejando á un lado enfadosas disquisiciones arqueológicas, es lo cierto de todo, en esa punta de tierra donde está edificada, inspira devoción y levanta el alma: el gracioso y fresco pórtico de arcadas que ofrece descanso al fatigado romero; el añoso robledal que medio la oculta; la sencilla y elegante cruz de piedra puesta á la entrada de este bosque, en frente del desembarcadero donde atracan las lanchas que surcan la ría... Pero ¿qué voy yo á decirle de estas místicas dulzuras al que tan poéticamente ha sabido expresarlas con el lápiz? Vea V. grabada su propia obra: ahí tiene V. la cruz de la Barquera, á la que sirve de pomposo dosel el entrelazado ramaje de los robles; ahí tiene V. también la vista que desde el referido pórtico se descubre y que dibujó en mi álbum y con mi lápiz, donde se registran: primero, el brazo de la ría que atraviesa de una á otra margen el sólido puente de piedra llamado de Tras San Vicente; más allá, la escarpada peña que aún señorean la rota muralla de la empobrecida villa, las ruinas de su antiguo castillo, cárcel un día de reyes de Navarra, y la enriscada iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, que probablemente acogió las preces del inexperto y brioso corazón de Carlos de Gante, cuando á la edad de 17 años (singular coincidencia con el desembarco de nuestro rey D. Alfonso XII en Barcelona) aportó en las arenas de la Barquera lleno de ilusiones y esperanzas. Más allá, la sierra adusta y sombría del Escudo, de color siempre cárdeno; y en último término, la caprichosa, espléndida, picoteada y tornasolada cordillera de las Peñas de Europa, que arde toda al sol saliente, como una inmensa ara en que se consuma el primer sacrificio de cada día. El caserío de San Vicente baja gradualmente por el recuesto de ese peñasco, en cuya cima descuella la iglesia parroquial, y le ciñe la vetusta y despedazada muralla, con el mismo orgullo con que un hidalgo viejo y arruinado viste su roto arnés de guerra. 

Pero dejemos este tema: el corazón, querido amigo, me llama al interior de la ermita. Acompáñeme V. en la renovación del voto que dirigí á la milagrosa imagen de Nuestra Señora allí venerada: voto que ya ha resonado aquí, en Madrid, por generoso oficio de fraterna asociación, en un recogido y muy devoto templo, cantado por un coro semejable al de los ángeles. Usted que me manifestó el deseo de verlo impreso, léalo con indulgencia, y hágame la caridad de asociarse al sentimiento que lo ha dictado.

 EL VOTO

 Virgen de la Barquera,

Virgen bendita,

Romeros tus devotos

Van á tu ermita: Todos lisiados

De sus enfermedades

Ó sus pecados.

 

El que curado vuelve,

Con fe sincera

Te da en ofrenda ex-votos

De blanca cera,

Y, para ejemplo,

Muleta, pierna ó brazo,

Cuelga en tu templo.

 

Virgen de la Barquera,

Si tú me amparas,

Un corazón de oro

Pondré en tus aras:

¡Tal es mi herida,

Que la sangre que mana

Funde mi vida!

 

Virgen inmaculada

De la Barquera,

No es dolencia del cuerpo

Mi cuita fiera:

No, Madre mía,

Ni es de pasión liviana

Mi herida impía.

 

Dos hijas que te invocan,

Dos inocentes,

De lejos á estas playas

Traigo dolientes:

Oye de un padre

La oración fervorosa,

Sánalas, Madre!

 

Milagrosa es en verdad aquella santa imagen, y ¡quiera Dios que estas dos inocentes se vean en el caso de proclamarlo por propia experiencia! Los escépticos se sonreirán más lo que voy ahora á referir es de ayer, y todos los pobladores de aquella marina lo cuentan. 


  Corría el año 1838 ó 1839: una barca de pescadores había salido del puerto de Llanes: el tiempo era hermoso, convidaba á probar fortuna, y cubrióse de lanchas la extensa superficie de la mar traidora. Tienen los naturales de los puertos del Cantábrico un proverbio que, aunque no adula al bello sexo, parece sugerido por la experiencia: "la mar, dicen, es como la mujer, que halaga, atrae y mata". Pero dejo á un lado digresiones. Se levantó de repente un recio temporal con viento de Oeste; amontonáronse las nubes, se ennegreció el cielo, una deshecha borrasca cambió pronto en escena de desolación y espanto aquella costa antes risueña; las leves barquillas rudamente combatidas por los incesantes golpes de mar, ó se anegaron, ó se deshicieron contra los peñascos de Unquera, Tina Mayor y Cabo Hoyambre, y la nave de Llanes, llevada sin rumbo fijo á merced de los vientos y de las olas, iba á sufrir la mísera suerte de sus compañeras. Los infelices pescadores habían agotado su valor y sus esfuerzos, y renunciando á gobernar el leño, al cual iban encomendadas sus vidas, yacían inactivos, instintivamente aferrados á los bancos; la mayor parte de ellos habían ya perdido el sentido. La barca, sin velas, sin palos, sin timón, sin remos, ya casi hecha pedazos, flotaba cerca del arenal de San Vicente, á manera de cadáver que devuelve el mar á la tierra; cuando uno de los náufragos, divisando la blanca ermita de Nuestra Señora, la dirigió en medio de sus mortales angustias una deprecación, formulada en lo íntimo de su alma como una perla de súbito cuajada en el fondo de aquel Ceylán de amarguras. No se serenó el cielo, no se aplacó la tormenta, pero la Santa Madre de Dios oyó aquel voto, porque la barca pescadora, como guiada por una mano invisible, sin vaivenes y sin tropiezos, salvó la barra, entro tranquilamente en la ría, y se detuvo al pie de la ermita de Nuestra Señora, semejante á un pájaro que escapando de las garras de un ave de rapiña se acoge á un nido extraño, con vida, aunque sin pluma. 

Usted habrá reparado en el interior del devoto santuario un pequeño barco pendiente de la bóveda á modo de lámpara ó araña: es el ex-voto de aquellos pescadores de Llanes, que atestigua su milagrosa salvación, y su sincero agradecimiento al favor recibido del cielo por intercesión de María. 

Quizá este año repetirá V. su visita al santuario de la Barquera; si así sucede, no será el mismo coro de hadas del año pasado el que acompañe á V., pero reemplazará á aquel, otro coro de musas ó de piérides que le suministrarán nuevas inspiraciones. 

De V. siempre afectuoso amigo, 

PEDRO DE MADRAZO.





1879 - AYUNTAMIENTO, APROBACIÓN DE PRESUPUESTOS POR DÉFICIT

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El veinte de junio de 1879 se publica el Boletín Oficial de Santander una certificación del Secretario del Ayuntamiento, correspondiente al acta de la sesión extraordinaria del 19 de junio referente a la solicitud de la Corporación para la aprobación de presupuestos por déficit. Como se puede apreciar los ingresos eran menores al capítulo de  gastos ordinarios y se trataba de arbitrar medidas, mediante la aplicación de arbitrios y repartos tributarios entre los vecinos. 

Acompaño la Certificación por parecerme interesante y que dice así:

 "PROVIDENCIAS JUDICIALES. 

D. Manuel Díaz del Cotero, Secretario del Ayuntamiento Constitucional de la villa de San Vicente da la Barquera. 

Certifico: que la Junta municipal de este Ayuntamiento, en sesión extraordinaria celebrada en el día de ayer con el objeto de proponer arbitrios extraordinarios para cubrir el déficit de gastos é ingresos del presupuesto formado para el año económico de mil ochocientos setenta y nueve á ochenta, plena convocatoria al efecto, con designación del asunto que había de tratarse, ha adoptado el acuerdo que á la letra dice así: 

«Visto la Junta municipal que importan los gastos diez y seis mil dos pesetas con veinticinco céntimos, y los ingresos seis mil cuatrocientas veinte pesetas, resultando un déficit de nueve mil quinientas ochenta y dos pesetas, en cumplimiento á lo dispuesto en la Real órden de tres de Agosto de mil ochocientos setenta y ocho, dispuso la revisión del indicado presupuesto que queda fijado para introducir en él todas las economías posibles. 

Y leídas una por una todas las partidas del mismo, la Junta municipal se vío en la imposibilidad de poder reducir en lo más mínimo ninguna de ellas porque todas responden á servicios necesarios é imprescindibles. 

En su consecuencia, la Junta teniendo en cuenta que se han utilizado todos los recursos ordinarios que permite la legislación vigente á excepción del quince por ciento sobre las cédulas personales, porque apenas producirían la insignificante suma de treinta y cinco pesetas próximamente, no pudiendo tampoco recurrir al repartimiento general, porque aparte de hallarse limitado ya hoy á girar sobre las utilidades á que se refieren las bases cuarta y sesta de la regla segunda del art. 138 de la ley municipal, rendiría exiguos productos que no alcanzarían á cincuenta pesetas, sería casi imposible su realización por la repugnancia del vecindario al mismo, como se viene demostrando; acuerda por unanimidad proponer al Gobierno de Su Majestad, como recurso extraordinario para cubrir el déficit expresado, los arbitrios siguientes: 

1.° Un arbitrio extraordinario del ciento por ciento, además del ordinario sobre los cupos de consumos, cereales y sal que dan la cantidad de cinco mil trescientas noventa y un pesetas, con cinco céntimos, que es la que paga este Ayuntamiento para el Tesoro. 

2.º Que no habiendo en este distrito otros recursos con que poder cubrir la cantidad restante de cuatro mil ciento noventa y un pesetas, con veinticinco céntimos, acuerda proponer el arbitrio de veinticinco céntimos de peseta por arroba de pescado de mar que en fresco y en escabeche se extraiga da este distrito municipal para otros, cuya extracción se calcula en treinta y cuatro mil arrobas y producirá cuatro mil doscientas pesetas al precio indicado, siendo este arbitrio el que se considera más á propósito, y con el que quedarán nivelados los gastos con los ingresos. 

3.º Que para en el caso de que la propuesta de este arbitrio sobre el pescado como extraordinario, no sea concedido, acuerda solicitar se le conceda un reparto general sobre las utilidades y haberes personales de todos los vecinos de este distrito municipal para poder cubrir la cantidad expresada da las cuatro mil ciento noventa y un pesetas con 65 céntimos. 

Y por último, que se anuncie al público desde hoy la aprobación da estos arbitrios extraordinarios propuestos para cubrir el déficit; que se libre certificación de esta acta al Sr. Gobernador Civil, á fin de que se digne ordenar su publicación en el "Boletín Oficial," y que por el señor Presidente se dé cumplimiento á todo lo demás que se haya preceptuado por disposiciones posteriores sobre el particular. 

Con lo que se levantó la sesión extendiendo la presente acta los señores de la Junta expresados que han concurrido y saben hacerlo, de que yo el Secretario certifico.-Francisco del Barrio y Fernández, Eusebio de Hoyos, Celestino de Noriega, Manuel Gutiérrez. José Alvarez, José de la Sierra, Fermín Cires, Manuel Gutiérrez, Luis de Arco, Julián Alvarez, Feliciano Alvarez, Manual Díaz del Cotero, Secretario.  

Es copia literal de la parte del acta á que se contrae. 

Y para su publicación en el «Boletín Oficial» de la provincia á los efectos de la Real orden de tres de Agosto último, expido la presente certificación visada por el Alcalde de San Vicente de la Barquera á diez y nueve de Mayo de mil ochocientos setenta y nueve.- Visto Bueno, Francisco del Barrio y Fernández.- Manuel Díaz del Cotero".

1886 - CORRESPONDENCIA SOBRE SAN VICENTE DE LA BARQUERA

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El día 14 de junio de 1886 se publicó en "El Correo de Cantabria", la siguiente carta dirigida por Federico del Corro Fernández que haciendo una exposición de algunas obras de rellenos y mejoras nos dice lo siguiente:

 

 "CORRESPONDENCIA PARTICULAR

 San Vicente de la Barquera Junio 86.

Santander

 Amigo Alfredo: te aseguro con una satisfacción completa, como puede tenerse todo el que un poco de cariño tenga á su pueblo natal, que aquí, desde hace próximamente año y medio, hemos tenido una continuación de sorpresas agradables en extremo, á las que no estamos acostumbrados hace tiempo. Sorpresas porque, aun cuando todos teníamos fijas nuestras miradas en los grandiosos beneficios que reportarían á esta villa, nunca creímos verlas realizadas, ó por lo menos más tarde, por circunstancias que nadie se explica, y ahora, si terminadas no estaban por la falta de tiempo y algunos recursos, al menos las vemos comenzadas, activadas hasta donde alcancen estos, ya que no pueda ser hasta donde llega la firme y gran voluntad de los ediles que hoy presiden nuestro Ayuntamiento pues entonces te aseguro á fe de quien soy, por más que tu no lo creas, que esto llegaría á ser un segundo Venecia pero amigo, los cuartos, esos malhadados cuartos, no los dejan llegar allá y agradables porque vemos al fin colmados nuestros deseos, y por más que no parezca un sueño, afortunadamente es una realidad que palpamos. 

Háblote de las obras que están llevando á cabo en el ornato y mejoramiento de este pueblo por las cuales lo mismo que nosotros suspiraban y clamaban con razón poniendo el grito en el cielo los bañistas que en los meses del estío vienen á esta costa á respirar los aires del mar: tales, que el que siquiera haya faltado de aquí, nada más que ocho meses lo desconocerá por completo. 

Han saneado y rellenado unos terrenos ó marismas que había entre la rampa llamada Escollera y el pueblo, que, aparte del feísimo aspecto que presentaba, en la bajada de las mareas era imposible de todo punto el tránsito por sus lados á consecuencia de los miasmas que despedía, por manera que ahora queda convertido aquel pantano en una hermosa esplanada; se están arreglando las calles públicas, y por fin, se está concluyendo un magnifico paseo que se abrió desde el puente llamado de San Vicente hasta la ermita de la Barquera, porque la orilla del mar sin duda alguna será la delicia de unos y otros, pues además de tener la condición de agradable por sus variadas vistas, tiene la de ser un trayecto corto y suave para los que prefieren ir paseando al baño 

Tienen en proyecto algunas más, pero como no se ha dado principio á realizarlas por falta de tiempo, excuso manifestártelas; solo sí te diré, que el señor Alcalde que hoy tenemos en nuestro Ayuntamiento, su digno Secretario, y el teniente Alcalde, no cejan un momento viendo los medios de mejorar las condiciones de esta pintoresca Villa. 

Asi que, si en la marcha que han emprendido, siguen, como todos esperamos y confiamos por la actividad que despliegan, pronto veremos que este pueblo cuya bellísima posición topográfica tu ya conoces, alcanzará una importancia como la que tenía antes del año 1500, suponiendo, como supongo que los que sigan relevando al actual Ayuntamiento, continúen la senda trazada por estos, en voluntad y constancia.  

Como EL CORREO DE CANTABRIA defiende los intereses de la localidad y de la provincia, y aplaude todo cuanto en beneficio de ella se haga, te remito estos enmarañados renglones por si son dignos de que en él tengan cabida, anticipándote las gracias tu afcmo. amigo. 

FEDERICO DEL CORRO FERNANDEZ"


1917 - ROMERÍAS

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El veintinueve de septiembre de 1917, se publicó en la revista "La Montaña", (La Habana), el siguiente reportaje que, firmado por J. Gutiérrez de Gandarilla, relataba las diferentes romerías de la zona de esta manera:

 

"(DE NUESTRO CORRESPONSAL) 

Como les decía en mi correspondencia del pasado mes de Julio, el día veintidós del mismo se celebró en la Acebosa la romería de La Magdalena, con gran concurrencia de romeros de San Vicente de la Barquera y demás pueblos inmediatos. 

Hubo buenas partidas de bolos, gran baile, de pito y tamboril y mucha animación, puesto que, como es casi la primera romería de la comarca hay verdadero deseo, entre la gente joven, de expansionarse y divertirse, por lo que pueda pasar durante el verano. 

El veinticinco, Santiago en Muñorrodero, que es medio feria, y una de las mejores romerías del Ayuntamiento de Val de San Vicente también se vio este año muy concurrida y animada tanto de jóvenes romeros, como de viejos feriantes. 

Por a mañana hubo misa solemne en la capilla del Santo, y por la tarde animado baile, de gaita y tambor, en la carretera de Piedras Luengas a Pesués, que pasa por medio del pueblo, y grandes partidas de bolos entre los más afamados jugadores del contorno. 

A esta romería da gran contingente el valle de Herrerías y mucha parte de Asturias, que en unión de los de Pesués, Pechón, Serdio y Molleda, hacen, como he dicho, que sea una de las mejores de por aquí. 

No hubo incidente ninguno desagradable que lamentar. 

El día siguiente, o sea el veintiséis, Santa Ana en el Perujo, barrio de Hortigal, que, en tiempos pasados fue la más típica y animada romería de la comarca, tanto por el hermoso sitio en que se hace cuanto por la clase de personas que a ella acudían de todas partes. 

Figúrense ustedes una extensa braña, en cuyo centro se levanta vetusta capilla rodeada de copudos robles y verdes castaños, y no muy lejos murmurante riachuelo, y ya tienen el escenario de la romería de Santa Ana. 

Como personajes, antiguamente, se veía al jacarandoso sevillano que, llegaba a caballo, con su hermana, prima, o novia a las ancas, cuyo bruto ataban una vez desmontados, a uno de los árboles del campo de la romería, y como estos eran muchos, y la escena se repetía con bastante frecuencia, figúrense también la rebambaramba que allí se armaba entre el piafar y relinchar de los caballos, el gritar y tarrañuelar de los mozos en el baile, y el clásico toque de las panderetas repicadas por hábiles manos aldeanas. 

Hoy... no queda nada de todo esto, excepción hecha de la braña, capilla, arroyo y algunos árboles, y si no fuera por los pueblos inmediatos de Gandarilla, Estrada y Serdio, que aún concurren algunos, a dicha romería, no se conservaba de ella más que el conocido e indispensable cantar que entonan las mozas al ir o volver, de aquel pintoresco lugar y que, refiriéndose a romerías dice así: 

"Santa Ana en el Perujo

San Roque en el Barcenal;

Las Nieves en Gandarilla

Y en Labarces el Andrinal. 

Este año hubo unos cuantos bailes, de pandereta, dos o tres corrillos de juegos de mus, o malilla, tumbados los jugadores sobre el tupido césped de la verde braña, y... pare usted de contar. 

El día primero de Agosto, San Pedrucu, o San Pedro de las peras, que de ambos modos se llama, se celebró en Pesués, con misa solemne, y sermón por el señor ecónomo de Abanillas, D. Nemesio Trueba, que agradó mucho, y por la tarde la romería valió poco porque, como en años anteriores, se formaron dos bandos, o grupos uno en el Puente y otro en la Portilla de Villanueva y no llamaba la atención ninguno de ellos a pesar de los esfuerzos que para ello hizo mi amigo Marcelino González. 

El día cinco las Nieves, en este pueblo de Gandarilla, estuvo muy animada por todos conceptos. Hubo misa de tres en ringla, que celebró el querido señor cura de la parroquia D. Joaquín Echevarría, asistido por el de Serdio y Abanillas, y un gran sermón por don Daniel Palomera, afamado orador, y párroco de Santander, estando el coro a cargo de las Hijas de María, que cantaron la misa con ese gusto y afinación a que nos tienen acostumbrados. 

Este día tuve el gusto y honor, de tener en mi casa y compañía, al futuro cronista de la provincia, e ilustrado sacerdote, párroco de Caviedes, D. Mateo Escagedo y Salmón, bien conocido de los lectores de La Montaña por sus trabajos históricos publicados en esa ilustrada revista.  

Como en este pueblo también hay casas con escudo, y pergaminos viejos, su viaje, aparte de la romería, le resultó útil por los datos que recogió. Vino acompañado del señor párroco de Labarces, D. Fausto Lanza. 

A lo mejor de la romería, y cuando mayor era la animación y bullicio en el famoso Cagigón, empezó a llover tan copiosamente, que todo se deshizo como por encanto, pero si tenemos que lamentar este percance inesperado, que deslució la fiesta de la patrona, en cambio fue muy beneficiosa para las panojas que ya empezaban a arrugar el hocico, y por este lado me parece que hemos salido ganando puesto que ahora se presenta buena cosecha de maíz. La de hierba ha sido muy escasa, pero... volvamos a la romería. 

El conocido indiano de este pueblo, D. Cándido García, obsequió, la tarde de las Nieves, con espléndido lunch a varios amigos, entre los cuales recuerdo haber visto, a los señores curas D. Joaquín Echevarría, D. Isidro Mardones y D. Nemesio Trueba, y los seglares D. Victoriano Toyos, de Portillo; D. Enrique González de San Vicente de la Barquera; D. Laureano Barcena y D. Cecilio Rubín, de Serdio; D. Modesto Sánchez, de Bielva, D. Facundo Fernández y otros de este pueblo. La verdadera romería, con gaita y tambor, bailes y juego de bolos se celebró al día siguiente, puesto que lució un sol espléndido, y hubo casi tanta concurrencia como en el anterior. 

El diez, San Lorenzo, en Luey, también con misa cantada que celebró D. Nemesio Trueba por ser ya anciano el querido párroco y arcipreste de allí, D. Buenaventura Ogueta, y sermón, muy notable por cierto, por el señor cura de Helgueras, D. Maximiano Anadón. 

Por la tarde, como todas las romerías montañesas, juego de bolos, baile, de gaita y tambor, y animación y alegría propia de la gente joven. 

El día doce, Santa Clara, en Pechón, con misa de tres que celebró el señor regente de allí, D. Miguel Ortiz Velarde, pariente del héroe del dos de Mayo, y sermón a cargo del señor cura de Gandarilla, D. Joaquín Echevarría, que estuvo bastante feliz y acertado en su corta peroración. 

Por la tarde y noche, baile y más baile, juego de bolos, etc., etc., etc., porque todas las romerías resultan lo mismo. 

El quince La Asunción, o Nuestra señora, como dicen por aquí en Labarces y Abanillas, yo fui a este último pueblo, porque a los dos... imposible. 

En el primero, o sea en Labarces, según referencia estuvo todo muy bien y bastante animado, y en Abanillas celebró la misa mayor, o solemne, el querido ecónomo de la parroquia D. Nemesio Trueba, asistido por el de Serdio y Gandarilla, ocupando la sagrada cátedra el ilustrado regente de Pesués y Pechón, D. Miguel Ortiz Velarde. 

Este señor agradó mucho en el sermón, como también varios jóvenes de Bielva y Camijanes que cantaron la misa llamada de Angelis. 

La romería, como todas, muy animadas por la juventud de los pueblos inmediatos, y la música a cargo del gaitero de Merodio. 

San Roque, en el Barcenal, y en Prellezo, el día diez y seis, también estuvieron muy animadas y concurridas; y... me parece que ya está bueno el capítulo de romerías en esta larga crónica. 

No sé si esta correspondencia podrá llegar a Santander a tiempo para coger el correo del día 19 porque llevamos ya cuatro días sin circular los trenes, sin periódicos y sin comunicación con la capital de la provincia a causa de la huelga ferroviaria y minera que todo lo ha trastornado. 

Hoy es el día que aquí no se sabe lo que ha ocurrido y está ocurriendo en España. 

J. Gutiérrez de Gandarilla. 

Agosto 18 de 1917".

1926 - COMISIÓN DE LA COFRADÍA DE PESCADORES PARA PROTESTAR POR EL PUERTO

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El diecinueve de octubre de 1926 se publicó en "El Pueblo Cántabro" el siguiente artículo, con motivo de una reunión que mantuvieron con una Comisión de la Cofradía para protestar por el estado del puerto que dice así:

 

"Una gestión digna de apoyo 

Los pescadores de San Vicente de la Barquera piden que se les acondicione el puerto.

Anoche recibimos a una Comisión del gremio de pescadores de San Vicente de la Barquera, que venía a hacernos relación de las lamentables condiciones en que se halla aquel puerto y a pedirnos apoyo en la gestión que conduzca a su acondicionamiento.

Ni que decir tiene que les escuchamos con cariñoso interés y que les prometimos apoyarles con sinceridad.

Los recientes accidentes sufridos por los vapores "Marina", “Peña Mayor" y "María del Carmen", ocurrido en las noches del 16 al 17 del corriente, han alarmado muy justamente a la clase marinera de San Vicente, que en vista de los cuales y teniendo en cuenta las causa, se ha apresurado a designar una Comisión para que visitara las Redacciones de los periódicos santanderinos en busca de aquella cooperación de que hablamos al principio.

La Comisión estaba compuesta por el presidente del Gremio de pecadores de San Vicente, don José María González Puerto, y los  patrones don José San Nicolás, don Lorenzo Urquiza, don Agapito Sánchez, don José Sánchez, don Nicomedes Ibaseta, don Roberto Badiola, don José Echano, don Gerardo Santiáñez, don Adolfo Díaz, don Capitulino Cortabitarte, don José González, don Antonio Cortabitarte, don Justo Lecue, dón José María Santiáñez y don Miguel Múgica.

Les acompañaba don José Seoane en representación del Gremio de pescadores de Santander.

Los comisionados nos hicieron las siguientes manifestaciones:

«Que los mencionados accidentes han sido debidos a la estrechez del canal, que mide actualmente dos metros y medio.

A diario en la entrada de la barra y en los pasos llamados "Espina" y "Casa de Boria" (el primero de reciente aparición), se ve completamente cegado el canal.

Que uno de los perjuicios más notorios que sufren es la variación de las horas en que pueden realizar la salida y entrada pues tienen que abandonar el puerto cuatro horas antes de la necesaria por temor a varar dentro del puerto y en la barra, viéndose obligados por otra parte, para entrar, a permanecer en la boca del puerto tres o cuatro horas esperando el tener suficiente agua, hechos que traen aparejado el inmediato y gravísimo perjuicio de no poder vender la pesca dentro de las horas convenientes para que dicha mercancía pueda ser expedida a los puntos de venta en el interior.

Además, cuando el mar se enfurece, el caso adquiere caracteres trágicos, pues como la entrada es imposible por la falta de calado, se ven los pescadores en el durísimo trance de remontarse con dirección a Santander, por no haber otro puerto más próximo donde arribar o jugarse la vida tirándose a embarrancar en cualquier punto de la playa del Sable de Merón.

Estas anormalidades tiene además la característica de causar graves daños materiales, como lo prueba el hecho de que la vida de un barco pesquero, cuyo coste es de unas 35.000 pesetas (incluso aparejos), es de 20 años, mientras que en el puerto de San Vicente se viene observando que los barcos quedan inservibles a los ocho años a causa de los diario "pantocazos" en las piedras y bancos de arena de la barra."

La Comisión nos expresó el deseo de conocer el estado en que se encuentra la actual contrata del proyecto de terminación de las obras de mejora del citado puerto y nosotros, por nuestra parte, y estimando muy justas y razonables las quejas y las preocupaciones que expone y siente la clase pescadora de San Vicente de la Barquera, tan merecedora de toda ayuda, nos permitimos interesar del señor gobernador civil y del señor ingeniero jefe de Obras públicas, que estudien el caso y por cuantos medios tengan a su alcance logren el que se imprima la mayor actividad a los trabajos contratados, en la seguridad de que con ellos prestarán un señalado servicio a San Vicente de la Barquera, a un cabildo de pescadores y a la provincia, poniendo el puerto en las condiciones a que su industria y su interés como puerto de refugio tienen derecho".

1865 - HISTORIA RESUMIDA DE SAN VICENTE DE LA BARQUERA

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En 1865 se publica en “LAS DOS ASTURIAS”, (Almanaque de 1866 para utilidad y recreo de las provincias de Oviedo y Santander), el siguiente artículo firmado por Juan del Corro de la Sierra, escribano que fue de la villa, y que es una pequeña historia, resumida, de San Vicente de la Barquera: 

“SAN VICENTE DE LA BARQUERA. 

Esta villa es una de las cuatro de la costa del mar cántabro y su fundación data de la más remota antigüedad, pues en el año 148 la repobló Zenón II, como asegura un antiguo historiador: «Cantabri contra Vaceos pugnant, et necatus estiu eo praelio Zenon, Dux eorum, filius Karalii, anno 149, et anno antecedenti repopulavit Eventian, quae nunc dicitur Sanctus Vincentius de Barcaria.» El príncipe Ástuardo la volvió á repoblar el año 339 según afirma otro antiguo historiador: «Volviendo ahora, dice, al conde ó duque Astuardo, viéndose libre de guerras y que con invasiones de corsarios estaba destruida y despoblada la ciudad de Evencia, que Zenón el II había reparado el año 148 y después se llamó San Vicente de la Barquera, este príncipe Astuardo la volvió á dar segundo ser, reparándola el año 339.» Invadida y destruida esta villa por los normandos, se fundó de nuevo, dice el P. Mariana, en el año 1200. Lo que se ignora es el motivo que tuvieron los dos primeros historiadores, para asegurar que antes había sido ciudad con el nombre de Evencia; pero tampoco sería esto extraño, puesto que hay tradición de que tuvo 5000 vecinos. Lo que no admite duda es que en el año de 1550 tenía 2500, pues así resulta de una lista vecinal de aquel año. En 1675 constaba de 274 y hoy solo cuenta 170. La decadencia que ha sufrido consiste en una gran peste en los años de 1567 y 1568, y principalmente en tres horrorosos incendios, uno en 1483, á resultas del cual «se fundó el lugar de Comillas con los habitantes de San Vicente;» otro en 1563, y otro el día 12 de Agosto de 1636, en el que, según la información hecha de orden del Rey por el Gobernador de Laredo, aparece que se quemaron más de quinientas habitaciones regulándose la pérdida de los efectos en más de trescientos mil ducados. A consecuencia del incendio del año de 1563 se construyó un paredón alto, que aún existe con el nombre de la Amparanza, con el objeto de impedir que se comunicara el fuego de una calle á otra, caso de nuevo incendio, resultando de aquella información que á no haber sido por dicho paredón habría perecido todo el pueblo. 

  Si no existieran documentos auténticos, parecería increíble que San Vicente de la Barquera, en el estado en que hoy se encuentra, hubiera sido una población tan importante como lo era poco más de tres siglos há; pero se demuestra por la Real Provisión y Cédula que en 5 de abril de 1550 despacharon el Emperador Carlos 1 y su madre Doña Juana, mandando por ella se armasen dos navíos, ó más si fuesen necesarios, para escoltar y convoyar más de sesenta navíos mayores, propios de vecinos de esta villa, que iban todos los años á las pesquerías de Irlanda, Andalucía y otros mares; cuya disposición se tomó á resultas de la representación que hizo el Procurador Síndico general de la referida villa, exponiendo que «andaban muchos corsarios y piratas robándolos, matando las tripulaciones y echándolas al mar, y que dichos piratas se presentaban enmascarados, cubiertas las caras y que nadie se atrevía á embarcar, y que vendrían en mucha disminución los bastimentos de pescados en el reino y real patrimonio, si no se proveía de defensa á dichos navíos.» Que ha sido de mucha consideración lo atestiguan las diferentes cartas que aún se conservan de varios reyes, dirigidas «Al Concejo, Justicia, Regidores, Caballeros, Escuderos, Oficiales y hombres buenos de la villa de San Vicente de la Barquera,» dando parte de cuantas ocurrencias eran dignas de comunicarse, como guerras con el extranjero, invasiones en el reino con ánimo hostil, casamientos, nacimientos y defunciones de la familia real, etc., etc. 

La posición que ocupa esta villa es de las más deliciosas. Fundada en anfiteatro mirando al Oriente y á las orillas de su famosa ría, presenta una perspectiva sorprendente y agradable. Sobre esta ría hay dos magníficos puentes, uno sobre cada brazo de los dos en que se divide y con que abraza la villa á manera de península. 

El puente titulado de la Maza, que es de mampostería, fue construido á fines del siglo XVI y tenía treinta y dos ojos, que han quedado reducido á veinte y ocho en la forma que se le hizo el año próximo pasado, al construirse la carretera de primer orden, llamada de la costa, que pasa por esta villa. El otro puente, el nuevo, es todo de piedra sillería y tiene nueve ojos: fue construido el año de 1799. En la altura mediado la población y al norte se hallan las paredes de un castillo mandado levantar el año de 884 bajo el reinado y de orden de Alfonso III, el Magno; y sobre la entrada del puerto se conservan las del titulado Santa Cruz, construido en 1578 para la defensa de aquel. Este castillo estuvo en buen estado de servicio hasta el año de 1808 en que le destruyeron los franceses, inutilizando los cinco cañones que tenía, los cuales aún subsisten allí. Entre él y la población está el célebre santuario de Nuestra Señora de la Barquera en cuya famosa ermita se celebra el día 8 de Setiembre de cada año una función de iglesia y romería muy concurrida por las gentes de todo el contorno. 

  Reconocido es por todos el mérito de la Iglesia parroquial de dicha villa, cuya altura corresponde a los 149 pies que tiene de largo y 67 de ancho. No se sabe cuando se fundó, pero sí que fue ensanchada en el primer tercio del siglo XVI, puesto que en 9 de Setiembre de 1534 el imperador Carlos V y su madre la Reina Doña Juana expidieron una Real orden para que el corregidor de las cuatro villas de la costa del mar cántabro informara sobre la representación que hicieron los vecinos pidiendo por ocho años el vino que rentaba la fábrica de la Iglesia para pagar con ella al conde de Buendía los 1500 ducados que les había prestado para dicho ensanche, por haberles faltado el dinero para concluir la obra. Tiene varias capillas, sobresaliendo entre todas la de San Antonio de Padua en la cual se halla de cuerpo entero la estatua de su fundador, hecha de piedra alabastro, que es obra maestra en su clase según todos los inteligentes. Sobre la puerta principal de la Iglesia y en el retablo del altar mayor, al lado de la epístola, están las armas particulares de la villa, que son un navío á toda vela en campo blanco y azul, símbolo de la nave que el día 3 de Mayo de 1482 y bajo el mando del general de la armada, Bonifaz, rompió el puente de Barcas que, sujetas con cadenas de hierro, cruzaban el rio Guadalquivir, y cuyo rompimiento facilitó al Santo Rey D. Fernando la toma de Sevilla que ocupaban los moros desde el año 711. Dicha nave estaba tripulada por marineros naturales de esta villa y las de Santander, Laredo y Castro-Urdiales. 

Extramuros de la villa y como á cien pasos del puente de la Maza se halla el convento titulado de San Luis, fundado el año de 1468 y que fue de religiosos franciscanos. 

Hoy está sumamente abatida la matrícula de esta villa, así como su industria y comercio, aunque hace dos años ha tomado algún incremento este último ramo. De semejante postración saldría indudablemente si se llevase á cabo el antiguo proyecto de una carretera que, partiendo de Cervera de Rio Pisuerga, viniera á parar á esta villa, y sobre cuya apertura tanto se ha discutido y trabajado, aunque inútilmente, á pesar de haberse expedido diferentes reales órdenes para su ejecución, que únicamente ha podido impedir una rivalidad poderosa. Y no hay que hacerse ilusiones; solo un camino á Castilla sacaría de su letargo á la villa que nos ocupa, y que imperiosamente reclama su buen puerto. Con esta mejora aumentaría considerablemente su vecindario; y sus productos, su industria, su comercio y su marina recibirían un impulso tal, que á la vuelta de muy pocos años se haría una población tan respetable como lo fue en la antigüedad y cual está llamada á ser por su posición topográfica. 

Juan del Corro de la Sierra.

1875 - CITACIÓN JUDICIAL MARINEROS DE LEQUEITIO Y BERMEO

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Foto tomada de la publicación digital "ARRANTZALES Y TXALUPAS EN LA COSTA DE CANTABRIA" (1874 -1927), de Ramón Ojeda San Miguel


El dos de Agosto de 1875 se publicó en el Boletín Oficial de Santander la siguiente citación del Juez municipal de San Vicente de la Barquera, que decía así: 

"Providencias judiciales. 

Don Luciano Gutiérrez de Celis, Juez municipal de esta villa de San Vicente de la Barquera. 


  Por la presente cito, llamo y emplazo á 12 ó 14 marineros pescadores de la matricula de Lequeitio y Bermeo en la noche del día 22 de Junio último como de ocho y media á nueve de la misma, causaron con instrumento cortante lesiones leves á don Pedro Uribe y D, Apolinar Aspillaga naturales de Ondarrua, provincia de Guipúzcoa, hallándose estos últimos bebiendo en la tienda de Calderon, de esta villa, cuyos 12 ó 14 marineros, cuyos nombres y demás antecedentes se ignoran, se hallaban en aquella fecha destinados á la pesca en este puerto, para que comparezcan á celebrar el juicio de faltas, que se tiene acordado en  providencia de 17 del corriente, el día 14 de Agosto del mes próximo á las 3 de su tarde en la Audiencia de este Juzgado municipal, calle de la Barquera, bajo de apercibimiento de pararles los perjuicios á que hubiesen lugar en derecho y de que incurren además en la multa de 25 pesetas sino se presentasen en expresado día 14 de Agosto próximo. 

Dado en San Vicente de la Barquera á 24 de Julio de 1875. 

-Luciano Gutiérrez de Celis. — 

Manuel Diaz del Gotero, secretario". 

(Por cierto no sabemos si los citados marineros acudieron al juzgado)

1928 - BODA EN SAN VICENTE DE SOLEDAD IGLESIAS Y ROBUSTIANO RÓIZ.

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El seis de octubre de 1928 se publica en "El Cantábrico", un artículo referente a un enlace celebrado en San Vicente entre  Soledad Iglesias y Robustiano Róiz, que contrajeron matrimonio en la iglesia parroquial, el día cuatro de dicho mes,  y que literalmente dice: 

"San Vicente de la Barquera 

UNA BODA 

Hace pocos días, al dar cuenta de una boda, expresábamos el temor y la esperanza, pues de ambas cosas tenía, de que los héroes de nuestro relato tuvieran imitadores. Como efectivamente los ha tenido, pues hoy nos vemos obligados, gratamente obligados, es cierto, a enterar a nuestros lectores del enlace de los jóvenes Soledad Iglesias y Robustiano Roiz, los cuales contrajeron matrimonio en nuestra iglesia parroquial en el día de ayer. 

Bendijo la santa unión nuestro párroco, don Angel Belloqui, y fueron apadrinados los contrayentes por doña Carmen y don José Iglesias, hermanos de la novia. 

Numerosa y lucida comitiva acompañó a los novios en la ceremonia religiosa, y todos fueron espléndidamente obsequiados con un suculento refrigerio, servido en la popular fonda de Lola González. Animado baile siguió al lunch, y la animación y la alegría reinaron definitivamente durante todo el día con motivo del fausto acontecimiento

Recordamos entre los invitados a las jóvenes Constancia Bilbao, Herminia García, Constantina Puerto, Angeles Caso, Teresa Sánchez, Pilar Eguren, Alodia González, Severina Vázquez, Paula Ituarte, Carmen Santiáñez, María Roiz, Avelina Fernández, Pilar Santiáñez, María Villar, Avelina Pérez, Antonia Múgica, Pilar García, Fermina Franco, Froilana Múgica, Josefina Sánchez, Rosario Iglesias y Angeles y Carmen Guíérrez, todas solteras y en trance propincuo de darnos un día bueno en fecha próxima, siendo protagonistas de un suceso igual al que ellas festejaban. 

Vimos de personas formales o haciendo de tales por su estado y edad, a doña María González, don Pedro Arambarri, don Martín Peña, doña Telesfora Iglesias, don Agapito Sánchez, doña Elvira Llorente, doña Josefa González y otras cuyos nombres sentimos no recordar. 

Finalmente, cautivando y partiendo corazones, notamos la presencia de los jóvenes Paco Roiz, Manuel Blanco, Gervasio Molleda, Santos Celis, Luciano Roíz, Julián Díaz, Serapio Iglesias, Adolfo Múgica, Constantino González, José María Martínez, Angel Cortabitarte y algunos más que escaparon al lápiz del cronista. 

Deseamos muchas felicidades a los recién casados, y que cunda su ejemplo.

EL CORRESPONSAL 

5-X-928".


1928 - PARTIDO DE FÚTBOL ENTRE EL "MURALLA" Y EL "IBERIA SPORT" EN LOS CAMPOS DE "MERÓN"

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El seis de junio de 1928 se publica en "El Cantábrico" un curioso artículo sobre un partido de fútbol celebrado en los campos de "Merón" entre los equipos juveniles, "Muralla F.C. e "Iberia Sport", de San Vicente que reproducimos literalmente:

 

"San Vicente de la Barquera 

UN PARTIDO DE FUTBOL 

Dejemos que otros corresponsales de la Prensa diaria canten a estilo de César en sus "comentarios" las propias hazañas deportivas y las de sus amigos, y relatemos, si no con estilo y arte, con cariño y voluntad, la gesta de unos cuantos rapaces que aprovechan los ocios escolares para disputar a patada limpia la gloria de unos cuantos "goles" para sus respectivos equipos. 

Ayer, jueves, y día de feria, se ha celebrado un interesante partido entre los equipos infantiles Muralla F. C. e Iberia Sport, de San. Vicente de la Barquera, en los Campos de Merón. 

Se alinearon los equipos de la siguiente manera: 

Por el Muralla F. C: Bedoya; Roiz, Flores; Blanco, Mezo. Iglesias; Q. Noriega, R. Sánchez, M. Noriega, Díaz, Badiola. 

El Iberia alineó: J. González; Santiáñez, M. Sánchez; Oliveri; L. y V. Urquiza; Arroyo, Múgica, García, Cabo, Agüeros. 

Empieza el partido con dominio del Muralla, y en uno de sus avances R. Sánchez lanza un formidable shoot que el portero, en una espléndida estirada, desvía a córner. 

Un avance del Iberia, llevado por J. García y Múgica, que corta Roiz oportuno, remata Arroyo y despeja el portero. 

A los pocos minutos, un avance de Q. Noriega es cortado por Santiáñez, lo que da lugar a un golpe franco. Lo tira Mezo; roza el larguero, y J. González, en una buena estirada, salva la situación. Avanza nuevamente Blanco, y da lugar a otro castigo, que, tirado por el mismo Mezo, envía el balón a la red, consiguiendo el Muralla el primer goal. 

El segundo sobrevino por un despeje de Flores, que consigue marcar. 

Comienza el segundo campo dominando el Iberia, y un centro templado de V. Urquiza lo remata Cabo con oportunidad; pero va a fuera, rozando el larguero. Domina nuevamente el Muralla, y lleva Díaz una avanzada, bien cortada por Santiáñez. 

El tercer tanto para el Muralla sobrevino por un avance llevado por Mezo, que es cortado por Santiáñez, y al querer despejar, en un mal bote, le dio el balón en la mano, ocasionando penalty, que se convirtió en goal al shoot formidable de Mezo. 

Con juego alternativo transcurren los minutos, y cuando sólo faltan unos pocos para dar por terminado el segundo tiempo, R. Sánchez consigue para el Muralla el cuarto y último tanto de la tarde. 

En resumen: cuatro tantos para el Muralla y ninguno para el Iberia, a pesar de que sus equipiers hicieron magníficas jugadas, que no acompañó la suerte. 

Arbitró el partido, con imparcialidad y maestría, el joven P. Oliveri. Hubo aplausos para todos. 

Para el domingo próximo se ha concertado el partido de desempate, que será digno de verse y de relatarse. 

EL CORRESPONSAL 

5-X-928".