1917 - ROMERÍAS
"(DE NUESTRO CORRESPONSAL)
Como les decía en mi correspondencia del pasado mes de Julio, el día veintidós del mismo se celebró en la Acebosa la romería de La Magdalena, con gran concurrencia de romeros de San Vicente de la Barquera y demás pueblos inmediatos.
Hubo buenas partidas de bolos, gran baile, de pito y tamboril y mucha animación, puesto que, como es casi la primera romería de la comarca hay verdadero deseo, entre la gente joven, de expansionarse y divertirse, por lo que pueda pasar durante el verano.
El veinticinco, Santiago en Muñorrodero, que es medio feria, y una de las mejores romerías del Ayuntamiento de Val de San Vicente también se vio este año muy concurrida y animada tanto de jóvenes romeros, como de viejos feriantes.
Por a mañana hubo misa solemne en la capilla del Santo, y por la tarde animado baile, de gaita y tambor, en la carretera de Piedras Luengas a Pesués, que pasa por medio del pueblo, y grandes partidas de bolos entre los más afamados jugadores del contorno.
A esta romería da gran contingente el valle de Herrerías y mucha parte de Asturias, que en unión de los de Pesués, Pechón, Serdio y Molleda, hacen, como he dicho, que sea una de las mejores de por aquí.
No hubo incidente ninguno desagradable que lamentar.
El día siguiente, o sea el veintiséis, Santa Ana en el Perujo, barrio de Hortigal, que, en tiempos pasados fue la más típica y animada romería de la comarca, tanto por el hermoso sitio en que se hace cuanto por la clase de personas que a ella acudían de todas partes.
Figúrense ustedes una extensa braña, en cuyo centro se levanta vetusta capilla rodeada de copudos robles y verdes castaños, y no muy lejos murmurante riachuelo, y ya tienen el escenario de la romería de Santa Ana.
Como personajes, antiguamente, se veía al jacarandoso sevillano que, llegaba a caballo, con su hermana, prima, o novia a las ancas, cuyo bruto ataban una vez desmontados, a uno de los árboles del campo de la romería, y como estos eran muchos, y la escena se repetía con bastante frecuencia, figúrense también la rebambaramba que allí se armaba entre el piafar y relinchar de los caballos, el gritar y tarrañuelar de los mozos en el baile, y el clásico toque de las panderetas repicadas por hábiles manos aldeanas.
Hoy... no queda nada de todo esto, excepción hecha de la braña, capilla, arroyo y algunos árboles, y si no fuera por los pueblos inmediatos de Gandarilla, Estrada y Serdio, que aún concurren algunos, a dicha romería, no se conservaba de ella más que el conocido e indispensable cantar que entonan las mozas al ir o volver, de aquel pintoresco lugar y que, refiriéndose a romerías dice así:
"Santa Ana en el Perujo
San Roque en el Barcenal;
Las Nieves en Gandarilla
Y en Labarces el Andrinal.
Este año hubo unos cuantos bailes, de pandereta, dos o tres corrillos de juegos de mus, o malilla, tumbados los jugadores sobre el tupido césped de la verde braña, y... pare usted de contar.
El día primero de Agosto, San Pedrucu, o San Pedro de las peras, que de ambos modos se llama, se celebró en Pesués, con misa solemne, y sermón por el señor ecónomo de Abanillas, D. Nemesio Trueba, que agradó mucho, y por la tarde la romería valió poco porque, como en años anteriores, se formaron dos bandos, o grupos uno en el Puente y otro en la Portilla de Villanueva y no llamaba la atención ninguno de ellos a pesar de los esfuerzos que para ello hizo mi amigo Marcelino González.
El día cinco las Nieves, en este pueblo de Gandarilla, estuvo muy animada por todos conceptos. Hubo misa de tres en ringla, que celebró el querido señor cura de la parroquia D. Joaquín Echevarría, asistido por el de Serdio y Abanillas, y un gran sermón por don Daniel Palomera, afamado orador, y párroco de Santander, estando el coro a cargo de las Hijas de María, que cantaron la misa con ese gusto y afinación a que nos tienen acostumbrados.
Este día tuve el gusto y honor, de tener en mi casa y compañía, al futuro cronista de la provincia, e ilustrado sacerdote, párroco de Caviedes, D. Mateo Escagedo y Salmón, bien conocido de los lectores de La Montaña por sus trabajos históricos publicados en esa ilustrada revista.
Como en este pueblo también hay casas con escudo, y pergaminos viejos, su viaje, aparte de la romería, le resultó útil por los datos que recogió. Vino acompañado del señor párroco de Labarces, D. Fausto Lanza.
A lo mejor de la romería, y cuando mayor era la animación y bullicio en el famoso Cagigón, empezó a llover tan copiosamente, que todo se deshizo como por encanto, pero si tenemos que lamentar este percance inesperado, que deslució la fiesta de la patrona, en cambio fue muy beneficiosa para las panojas que ya empezaban a arrugar el hocico, y por este lado me parece que hemos salido ganando puesto que ahora se presenta buena cosecha de maíz. La de hierba ha sido muy escasa, pero... volvamos a la romería.
El conocido indiano de este pueblo, D. Cándido García, obsequió, la tarde de las Nieves, con espléndido lunch a varios amigos, entre los cuales recuerdo haber visto, a los señores curas D. Joaquín Echevarría, D. Isidro Mardones y D. Nemesio Trueba, y los seglares D. Victoriano Toyos, de Portillo; D. Enrique González de San Vicente de la Barquera; D. Laureano Barcena y D. Cecilio Rubín, de Serdio; D. Modesto Sánchez, de Bielva, D. Facundo Fernández y otros de este pueblo. La verdadera romería, con gaita y tambor, bailes y juego de bolos se celebró al día siguiente, puesto que lució un sol espléndido, y hubo casi tanta concurrencia como en el anterior.
El diez, San Lorenzo, en Luey, también con misa cantada que celebró D. Nemesio Trueba por ser ya anciano el querido párroco y arcipreste de allí, D. Buenaventura Ogueta, y sermón, muy notable por cierto, por el señor cura de Helgueras, D. Maximiano Anadón.
Por la tarde, como todas las romerías montañesas, juego de bolos, baile, de gaita y tambor, y animación y alegría propia de la gente joven.
El día doce, Santa Clara, en Pechón, con misa de tres que celebró el señor regente de allí, D. Miguel Ortiz Velarde, pariente del héroe del dos de Mayo, y sermón a cargo del señor cura de Gandarilla, D. Joaquín Echevarría, que estuvo bastante feliz y acertado en su corta peroración.
Por la tarde y noche, baile y más baile, juego de bolos, etc., etc., etc., porque todas las romerías resultan lo mismo.
El quince La Asunción, o Nuestra señora, como dicen por aquí en Labarces y Abanillas, yo fui a este último pueblo, porque a los dos... imposible.
En el primero, o sea en Labarces, según referencia estuvo todo muy bien y bastante animado, y en Abanillas celebró la misa mayor, o solemne, el querido ecónomo de la parroquia D. Nemesio Trueba, asistido por el de Serdio y Gandarilla, ocupando la sagrada cátedra el ilustrado regente de Pesués y Pechón, D. Miguel Ortiz Velarde.
Este señor agradó mucho en el sermón, como también varios jóvenes de Bielva y Camijanes que cantaron la misa llamada de Angelis.
La romería, como todas, muy animadas por la juventud de los pueblos inmediatos, y la música a cargo del gaitero de Merodio.
San Roque, en el Barcenal, y en Prellezo, el día diez y seis, también estuvieron muy animadas y concurridas; y... me parece que ya está bueno el capítulo de romerías en esta larga crónica.
No sé si esta correspondencia podrá llegar a Santander a tiempo para coger el correo del día 19 porque llevamos ya cuatro días sin circular los trenes, sin periódicos y sin comunicación con la capital de la provincia a causa de la huelga ferroviaria y minera que todo lo ha trastornado.
Hoy es el día que aquí no se sabe lo que ha ocurrido y está ocurriendo en España.
J. Gutiérrez de Gandarilla.
Agosto 18 de 1917".
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