1905 - VIAJE EN TREN DE CABEZÓN A LLANES
El veintiséis de junio de 1905, se publicó en la primera página de "El
Cantábrico", un curioso reportaje sobre un "Viaje en tren de Cabezón a Llanes"
No es un artículo o reportaje dedicado en "exclusiva" a San Vicente de la Barquera, pero sí son citadas y descritas algunas peculiaridades referentes al trayecto por nuestra zona del naciente ferrocarril que se estaba terminando de construir y donde el articulista recoge, (y no firma), esta excursión.
Por parecerme de interés y "curiosidad" reproduzco el artículo completo de El Cantábrico que dice así:
"DE CABEZÓN Á LLANES
Habíamos recorrido toda la
línea, de Santander á Llanes, en ese tren. Ya está la vía en condiciones de que
por ella se circule: faltan sólo algunos detalles para que se pueda inaugurar
el servicio público. Muy pronto, los montañeses y los asturianos, yendo y
viniendo, se encontrarán y se saludarán con afecto en las estaciones de cruce.
Llanes estaba ayer
rebosante de animación. Las calles, los mercados ofrecían ese aspecto de los
pueblos laboriosos, que gozan del día de asueto, que van con sus ganancias de
la semana á comprar á las tiendas y á los puestos. Y recorriendo sus vías,
contemplábamos la variada edificación las construcciones nuevas, los palacios,
las viviendas, limpias y cómodas.
...Los dos montes, las dos
mesetas colocadas allí por los caprichos de la Naturaleza, las dos llamadas
Tinas, Tina mayor y Tina menor, dejan un huequecito entre sus laderas para que
desemboque el rio Nansa. Cuando pasamos frente á este espectáculo de un río que
corre, de un mar que le espera, de unos montes que no han podido cerrar el paso
al agua dulce que baja de otras alturas, se nos anuncia que Asturias va á
empezar, precisamente en una obra de los constructores de la vía, en la mitad
del puente de Unquera. Con afán deseamos penetrar con el tren del Cantábrico en
la provincia hermana. Va a ser un momento de emoción sincera.
Confesamos que una línea
férrea de tanta y tan deleitosa impresión no la hemos recorrido nunca.
Vanos á Colombres, el pueblo de los afortunados de América, aquel pueblo nobilísimo que también, como Llanes, sabe honrar á sus hijos insignes.
Los suntuosos edificios de
los buenos patriotas que volvieron á sus pueblos con sus ganancias, coronan la
altura, y la más hermosa y amplía de todas las construcciones que se ven es el
Hospital, creado por la caridad fecunda de tan buena gente. Entramos en el
túnel del Peral, sobre el cual, un poco desviado á la derecha, aparece el
cementerio de Colombres, con los soberbios panteones donde descansan ó
descansarán los restos de los generosos que tanto bien hacen al pueblo. ¡Del
Hospital á los panteones cuántas bendiciones caminarán, sobre los aires puros
de las montañas, que tanto sanean y purifican la voluntad de los adinerados!...
La vía se prolonga entre manzanales; ya hablan los excursionistas de la frescura de la sidra asturiana, de la espuma blanca de esa sidra «de tiro» que hace saltar el tapón de las panzudas botellas, después de las comidas fuertes, sustituyendo al champán en el trabajo de alegrar á los comensales. Y en seguida, en cuanto se ha pasado el viaducto de Cabra —de recia y esbelta construcción, como los demás viaductos y puentes de la línea—, se nos aparece lo más típico de Asturias: el hórreo. Son dos los que se ven, montados «al aire», como una remembranza de las viviendas lacustres. En ellos se depositan los frutos de la tierra, como si se hubiesen de santificar, alejándolos del contacto con el suelo, entregándolos á las caricias del aire puro, antes de ser alimento de los hombres. ¡El hórreo, con su cubierta á cuatro aguas, con su balcón, con su solana, con su silencio de casa de los frutos, donde no han de penetrar los roedores, que todo se lo quieren comer; donde no habitan los hombres, que se lo comen todo!...
...¡Gran sorpresa para el
viajero «primerizo»! El mar, el inmenso mar, con su azul intenso, con su
agitación constante, con sus rizos de espuma, con su corte de brisas, aparece
ante la vista. Por Guipúzcoa, yendo en un tren hacia Zumaya, recibimos cierto
día igual sorpresa. El mar no se anuncia en la marisma, no le vemos primero en
la bahía, no le contemplamos antes entre las playas, entre las rocas, entre los
juncales; de pronto se nos manifiesta, trayendo á la imaginación, cansada de
los valles angostos, de las gargantas estrechas, de los bosques, de las
callejuelas, la idea de lo infinito.
Entramos en un bosque
sombrío, y á poco dejamos atrás los álamos, los chopos, los castaños para
encontrarnos con otro pueblo pintoresco, diseminado entre la vegetación:
Pendueles. De entre la espesura una torrecilla surge: es de un templo que se
esconde en la verde confusión del follaje, ocultando sus muros entre las hojas,
sus cimientos entre las raíces. Un campesino con su dalle y con su montera; una
mujer con la herrada de anchos aros nos recuerdan también que estamos en
Asturias... Vidiago es un verde rincón de región tan bella. Sus viviendas no se
atreven á asomar entra las ramas pobladas de hoja: por un lado, parece un
bosque inhabitado: más allá, desde el tren, vemos las casitas blancas,
descansando junto á los troncos, estos inmóviles, Silenciosos centinelas que
amparan en la Montaña y en Asturias el sosiego de tantos enriquecidos! ¡Qué
amena estancia, Vidiago, para los espíritus fatigados! Junto al mar, sobre las
rocas, entre los manzanos, los álamos, los castaños, los eucaliptus, los robles
y los chopos...
Y penetramos en un extraño
túnel, en un túnel doble, de cuatro «bocas». Cuando se construyó, en medio de
él se abrió la superficie de la montaña, y se acordó hacer un pequeño trozo á
cielo abierto y continuar después á través de las entrañas de piedra del alto
monte. Se llama el túnel «de los Altares»: apenas salís de él volvéis á
penetrar en su segundo trozo, y mirando al interior desde el vagón veis en el
centro un poco de luz, como si hubiese allí una claraboya. Este túnel y el que
hay cerca de La Acebosa (estación de San Vicente) son los más curiosos detalles
de la línea. Este de La Acebosa se titula de la Castañera y es su entrada un
desmonte en trompa y hay en su salida una gran losa de tapa. Parece este túnel
obra de la Naturaleza, una caverna abierta en la roca viva. La sierra de Cuera
produce el efecto de las cosas magnas. Sus recias estribaciones tienen un aspecto
gigantesco. Nuestros poetas, nuestros sentimentales, nuestros pintores
montañeses han de poner en el papel y el lienzo muy bellos pensamientos cuando
hayan comprendido bien toda esta hermosura de la región asturiana.
Hemos recorrido, pues, toda la línea del ferrocarril Cantábrico desde Cabezón á Llanes. Las obras están terminadas, y ya hemos dicho que se activarán los últimos trabajos para poder inaugurar el servicio hasta Llanes. La prolongación se ha hecho muy bien. Abundan en ella las obras de fábrica, y no se ha omitido ningún gasto para la mayor seguridad y comodidad del viajero. Se ha empezado por prodigar en todo el trayecto el balastro, que es el pan de las vías férreas, asegurando con él la solidez del terreno y la firmeza del camino de hierro. Se han hecho para el servicio de los pueblos varios puentes muy esbeltos, de hormigón armado, y se han construido muy excelentes estaciones.
La Instalación telefónica
es perfecta: se divide la línea en dos secciones; la primera de Santander á Puente
San Miguel, la segunda de Puente San Miguel á Llanes. Los aparatos telefónicos
son de la casa Ericcsson, de Suecia, y además cuenta la Empresa con dos
aparatos de campaña, iguales á uno que tiene el Rey, y que lo regaló á S. M. el
Cuerpo de telégrafos.
Los relojes de la estación
son del señor don Emilio Eichberg, de esta ciudad.
Los contratistas de la
nueva línea han sido los señores don José Revilla, don José Mesones y don
Constantino Helguera. Han dirigido los trabajos el director del ferrocarril don
Manuel Huidobro y los señores don Jesús Quintana y don Ramón Velasco.
Han construido las
estaciones y depósitos los contratistas señores Laso y Rivas.
Son jefes: de la estación
de Treceño, el señor Rojo; de la de Roiz, el señor Raba; de la de San Vicente,
el señor Cañardo; de la de Unquera, el señor Solís; de la de Llanes, el señor
Carrasco.
Hoy, lunes, recorrerá la
nueva línea un tren especial de prueba, que saldrá de Cabezón á las 9'30.
Mucho deseamos que se
inaugure pronto el trayecto de Cabezón á Llanes, para que pueda el público
hacer un viaje de los más amenos por lugares bellísimos; y de vuelta de nuestra
deliciosa excursión por tan lindos pueblos y por tan pintorescos campos,
enviamos un saludo afectuoso á nuestros hermanos de Asturias, ahora que entre
aquella hermosa provincia y la nuestra se han acortado las distancias."
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