1901 - LAS NIEVES.

 

 DESDE GANDARILLA

Las Nieves 

"LA ATALAYA"



 Publicado en "La Atalaya", el 12 de agosto de 1901


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"Sr. Director de La ATALAYA.

 Muy señor mío y amigo: Después de haber escrito tanto para el público, sobre diferentes asuntos, sería en mí una ingratitud no decir siquiera cuatro palabras referentes á la solemnidad con que se celebró en este pueblo, el día 5 del actual, la festividad de su excelsa patrona la Virgen de las Nieves.

 Empezaron los cultos religiosos con la procesión de la milagrosa imagen, alrededor del suntuoso templo, por el florido campo que lo circunda, llevada en hombros por cuatro distinguidos jóvenes del pueblo, y colocada sobre artística parihuela. Al frente de la procesión iban dos robustos mozos disparando cohetes y medias bombas, cual si con eso quisieran probar que todos estábamos dispuestos á defender los derechos de nuestra sacrosanta Religión.

 Luego hubo misa cantada, ó de tres en ringla, con sermón, estando éste á  cargo del ilustrado párroco de Serdio don Salvador de la Puente, el que con fácil palabra y gran unción evangélica, arrebató, en más de una ocasión, al numeroso auditorio que lo escuchaba entusiasmado. Adornó su discurso con bellas y adecuadas figuras prácticas y retóricas, y á mi pobre juicio, dicho sermón, puede pasar como un modelo dentro de la oratoria sagrada.

 Celebró el Santo sacrificio de la misa el señor cura del pueblo don Isidro Gómez, asistido por el citado don Salvador de la Puente y por el dignísimo señor arcipreste y párroco de Luey, don Buenaventura Ozneta, de tan grata memoria en esta parroquia, que sirvió durante más de veinte años.

El coro estaba á cargo del muy querido maestro del pueblo don Raimundo Pérez Carral, acompañado por los célebres cantores don José Pérez Villa y don Isaac Noriega, todos hijos de este lugar.

 Con tales elementos excuso decir que la misa cantada resultó de primera, ó como diríamos en argot periodístico, á toda orquesta.

 Por la tarde se rezó el Santo Rosario, cantando una preciosa salve á nuestra patrona varias simpáticas jóvenes, que á su gracia y hermosura unen la acendrada fé heredada de nuestros mayores.

 Durante estos cultos se vio la iglesia materialmente llena de fíeles, tanto del pueblo como forasteros, sirviéndonos esto de gran satisfacción á los verdaderos católicos, hoy que tanto se persigue por todas partes nuestra Religión, y particularmente á sus ministros. Felizmente para nosotros, aun no ha llegado á estas incomparables aldeas la hidrofobia antirreligiosa que invade á nuestra España, y quiera Dios que nunca llegue, para bien de todos, porque una vez perdida la fe y la esperanza por estos aldeanos, dado lo mísera que para ellos debe ser la vida, por el rudo y penoso trabajo á que se dedican, causa horror pensar al extremo que los conducirían las devastadoras doctrinas de estos tiempos.

 A las tres, próximamente, empezó la romería, que es como si dijéramos el epilogo de la fiesta del patrono en estos pueblos. En el hermoso sitio del Cagigón, bajo corpulentos árboles y sobre el verde césped de extensa braña, se formó el baile genuino de la Montaña, la jota, inmediato al corro de bolos y no muy lejos de la taberna.

Puestos con dulces; mesas   con refrescos y bebidas espirituosas; canastas con frutas; rosquilleras, barquilleros y demás caterva de vendedores ambulantes formaban, en unión del baile y del juego   de bolos, el animado cuadro que presentaba la romería.

 Allí tuve el gusto de saludar, entre otras muchas bellas forasteras á las encantadoras señoritas de San Vicente de la Barquera, Marcelina y María Diez del Cotero, hijas del notable juriscondulto y secretario de aquel Ayuntamiento don Miguel Díaz del Cotero y á la discreta Laura Noriega, á las cuales acompañaba la distinguida señorita de este pueblo, Filomena Noriega.

 También recuerdo haber visto en la romería á la simpática señorita de Portillo, Yabelina Vada, de San Vicente. Juliana Gutiérrez, y de Bielba, Demetria y Paula G. de la Torre.

 Mucho y honestamente se divirtió la gente joven celebrando la fiesta de la patrona del pueblo, y los viejos como yo, también nos divertimos viéndolos gozar á ellos, y recordando los tiempos felices en que tomábamos parte activa en tales fiestas que aminoran en algo los mil sinsabores de que está lleno el  camino de la vida en este valle de lágrimas.

 Sin otro particular por hoy, quedo suyo afectísimo amigo y S. S. Q. B. S. M.

 J GUTIÉRREZ DE GANDARILLA.

Agosto 7 de 1901."

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